Un círculo muy especial



Desde hace años me he preguntado si los eventos que han pasado dentro de mi propia familia tienen algo que ver con una vida pasada o si tienen alguna conexión extraña de la que no he sido consciente. Después de varios años de practicar las filosofías Taoistas y escuchar hablar sobre la energía ancestral, hace apenas tres semanas por fin entendí lo que realmente eso significa.

Resulta que dentro de mi familia, como supongo es el caso de otras familias, hemos sido partícipes de secretos y tabúes por generaciones. Todo esto ha sido con el afán de no hablar de temas que a la fecha siguen siendo mal vistos dentro de nuestra sociedad y temas de los que nadie sabe como reaccionar.

Es posible que muchas de estas cosas no se hayan hablado por traumas, por miedos, por no estar preparadas o simplemente por callar algo aún muy doloroso. Sin embargo, a lo largo de los años también he aprendido que el compartir nuestras experiencias dentro de un círculo de mujeres nos libera de esa carga emocional que llevamos enterrada de años, nos hace conscientes al hecho de que todas las mujeres sin importar nuestra edad o posición social, hemos pasado por situaciones similares. Ahora, imaginemos la relación tan directa que hay en las experiencias vividas dentro de un círculo de mujeres pertenecientes a la misma familia. Les puedo asegurar que la similitud es asombrosa!

En las tres generaciones de mujeres dentro de mi familia ha habido casos de abuso sexual, abortos y suicidios. Tristemente ninguna de estas situaciones se hablaron abiertamente en su momento por falta de conocimiento, lo cual ha hecho que vivamos aisladas, pensando que somos la única familia en el mundo con estos conflictos y lo peor de todo es que esa energía guardada, ese miedo, ese rencor hacia nuestros agresores o vergüenza de nosotras mismas, se ha quedado marcada en lo más profundo de nuestro ser. Al decir “en lo más profundo de nuestro ser” me refiero literalmente, pero ya les explicaré esto con mas detalle un poquito más adelante.

La filosofía Taoista nos dice que el Chi o la energía sexual es la energía más importante dentro de cada ser humano. Cada uno de nosotros nace con una cierta cantidad de energía y la vamos utilizando y deplorando a lo largo de nuestras vidas. En el caso de los hombres por medio de la eyaculación y en el caso de las mujeres, la perdida de energía sucede durante la menstruación. Claro que esta deploración puede ser solo momentánea, ya que precisamente lo que la filosofía Taoista nos enseña es a renovar y a reciclar esa pérdida de energía.

La energía ancestral de la que nos hablan los Taoistas, almacenada en los riñones, a nivel celular contiene información de nuestros abuelos y bisabuelos y así sucesivamente. Lo más hermoso es que dentro de una familia, al seguir la línea materna, encontramos que las mujeres tenemos algo que nos une aún más que el simple hecho de ser mujeres: las mitocondrias.

La mitocondria es una célula que se pasa sólo dentro de la línea materna de generación a generación, lo cual quiere decir que llevamos guardadas dentro de nosotras información a nivel celular muy antigua y si nos damos a la tarea de rastrear hasta donde llega esta mitocondria, veremos que nos lleva hasta la Eva mitocondrial, la primera madre de la cual desciende el ser humano actual. Por un lado, esta explicación es maravillosa y de hecho no tengo palabras para explicar lo que siento, pero por otro lado es importante poder darnos cuenta de que esta pequeña mitocondria guarda información genética muy importante, la cual si no es liberada seguirá pasando de generación a generación.

Para mí en lo particular, el darme cuenta del impacto tan grande que esta mitocondria ha tenido en mi familia, me hizo estremecerme de emoción pero también me hizo entender muchas cosas sobre mi familia y sobre los sucesos que se han dado de generación a generación.

Así bien, con el propósito de romper con patrones, secretos y tabúes formé mi primer círculo de mujeres, pues siento que ha llegado la hora de poner en práctica las enseñanzas aprendidas y que mejor forma de hacer esto que empezando desde el hogar!

Con esto en mente, mi primer círculo de mujeres se basó en abrir los lazos entre hermanas, primas, tías y nuestra abuela. Honrar la presencia femenina en el hogar, honrar a nuestras madres e hijas, escuchar y hablar de nuestras experiencias buenas y dolorosas como mujer.

La idea fue sanar y liberar todo el dolor que hemos cargando en tres generaciones. Fue un momento muy emotivo para todas, en el que el silencio se rompió y solo quedaron palabras de amor, de aliento y de fortaleza hacia nuestras hermanas, a nuestra madre y la madre de nuestra madre y la gran madre de todas, nuestra Madre Tierra.

Les comparto con mucho cariño la foto del recuerdo de mi primer circulo de mujeres pues seguro habrá muchos más!